A Dominguillo los conocimos en el marco del proyecto Hilando Vidas y Esperanza durante el año 2023. Hicimos una primera visita de reconocimiento para mostrarles cómo hacer SOLE, qué era eso de Grandes Preguntas para investigar en grupo, conectarse a internet y aprender de forma colaborativa.
No tuvimos que explicar mucho. La comunidad entendió rápido de qué iba y se montaron en la ola SOLEra con toda. Empezaron a hacer SOLE por su cuenta, a experimentar, a hacerse preguntas para entender más a fondo su historia, su territorio, su cultura. Y lo hicieron en serio.
Después nos volvimos a encontrar en Cali, en Recarga tu SOLE, un espacio para seguir compartiendo, aprender de otras experiencias, volver a llenarse de ideas y recoger lo que ya se había sembrado. Ese viaje sirvió para afianzar el vínculo y para reafirmar su convicción de usar SOLE para aprender en grupo.
Ellos siguiendo haciendo SOLE por su cuenta, y entonces poco a poco el sueño de un espacio físico, propio, donde seguir haciendo lo que ya estaban haciendo, pero con más herramientas y más fuerza fue surgiendo, hasta que se volvió una realidad.
En mayo de 2024 nos conectamos en una videollamada de sintonización. No fue una presentación oficial. Fue una conversación clara. Les mostramos la idea de lo que podría ser un SOLE Lab, les mostramos referentes, planos, posibles usos. Y ellos respondieron con un video de manifestación de interés que decía, sin rodeos: ¡sí, queremos hacerlo!
A partir de ahí, todo fue trabajo conjunto. El diseño lo hicimos con Casa Nido, pero siempre con la participación activa de la comunidad. Opinaban, proponían, decidían. También se pusieron manos a la obra: armaron, pintaron, ayudaron con la logística, con los detalles, con el día a día de la obra. No fue una construcción externa. Fue suya desde el inicio.
Hoy el SOLE Lab de Dominguillo es una realidad. Un espacio con internet, materiales, computadores y sobre todo: tiempo y lugar para pensar en grupo. Para seguir haciéndose Grandes Preguntas, como ¿de dónde surgió la Fuga?, el ritmo tradicional de su territorio. Esa y muchas otras preguntas los han llevado a investigar, a conversar con personas mayores, a rastrear sus orígenes, a entender sus propias raíces.
Así fue cómo un sueño colectivo se volvió una realidad.