Las Grandes Preguntas son las que no tienen una respuesta fácil. A menudo, son abiertas y difíciles, incluso pueden no tener respuesta. Su objetivo es motivar conversaciones largas y profundas, en lugar de encontrar respuestas fáciles.
Puedes comenzar con preguntas más simples y más enfocadas, cómo por ejemplo:
Cuando vayas teniendo más experiencia puedes probar preguntas más complejas.
Estas deben alentar a los participantes a explorar un tema más amplio, conectar una serie de temas, y desarrollar una comprensión más profunda de la respuesta que construyeron. Esta es la diferencia entre “¿Cuál es el animal más grande en el mundo?” y “¿Por qué no hay ningún animal más grande que la ballena azul?”. Lo importante es que la pregunta sea interesante y atractiva para los participantes.
También puedes hacer preguntas más filosóficas, o que son más específicas en o para un país o región, o que tienen que ver con particularidad de los participantes, como su edad. En realidad no hay límites a lo que puede ser una Gran Pregunta, siempre que invite a la reflexión y capte la atención de los participantes.
Una gran pregunta: